El maÃz, herencia milenaria, presente colombiano
Zea mays, o mejor conocido como maÃz, es una gramÃnea, es decir pertenece a la familia de plantas herbáceas, que cuenta con más de 820 géneros y cerca de 12.100 especies.
Es una planta domesticada y altamente productiva, depende completamente del hombre, no crece de forma salvaje. El mundo serÃa diferente si no existiera este alimento. De ahà que el significado del vocablo maÃz sea: sustento de la vida.
Si bien el maÃz se difundió en el mundo por los colonizadores, fue solo hasta el siglo pasado, que se consideró a las semillas patrimonio de la humanidad para erradicar el hambre, se recolectó y luego distribuyo en todo el mundo y para el inicio del actual milenio se convirtió en el cereal más cultivado.
Tiene una gran importancia en la alimentación, su versatilidad lo convierte en ingrediente esencial en platillos de todo tipo, mucha gente en Latinoamérica usa en sus recetas el maÃz, la harina de maÃz e incluso el aceite, en general los productos a base de maÃz sustituyen el pan de trigo, para muchos de estos paÃses forma parte de su cultura.
Hoy en dÃa se conocen diferentes variedades y razas de maÃz, se engloban en 8 tipos, dulce, duro, dentado, harinoso, ceroso, reventador, opaco y maÃz baby, en cuanto a su origen las investigaciones señalan al teosinte como el ancestro común de todos los tipos existentes de maÃz.
Hasta ahora la historia nos cuenta que el maÃz fue domesticado hace aproximadamente 10.000 años en México, a través de un largo proceso, pues está demostrado que fue con la intervención humana y el mejoramiento milenario de los agricultores que se ha logrado obtener el grano que ahora se cultiva, el maÃz es uno de los primeros productos de la verdadera biotecnologÃa.
El maÃz en Colombia
Es el tercer cultivo con mayor superficie de siembra, sólo después del café y el arroz, su producción aumentó un 76% entre 1961 y 2016, mientras su demanda creció de manera más rápida, hasta el año 1991 el paÃs era autosuficiente en la producción de maÃz, fue desde el año 1992 que se inició la importación, actualmente Colombia es el paÃs con mayor volumen de importaciones en Suramérica.
El maÃz tiene una dimensión social importante en la alimentación de los colombianos, aportando el 9% del suministro de energÃa de la dieta diaria, esto se traduce en un consumo de 30 kilogramos de maÃz al año por persona.
Sin embargo, en los años sesenta el consumo llegó a estar por encima de los 40 kilogramos al año, es decir que hemos visto una disminución que se contradice con la creciente demanda de este cereal, la cual no obedece al consumo directo como alimento, sino al incremento significativo de productos de origen animal.
Los principales tipos de maÃz que se consumen en Colombia son amarillo y blanco, los cambios en la dieta en las últimas décadas han impactado en sus respectivas demandas, ya que el tipo amarillo es utilizado principalmente para producción animal y el blanco mayormente para el consumo humano.
En cuanto al sistema productivo, en Colombia existen dos, el tradicional y el tecnificado, la diferencia principal entre ambos es que para el tradicional no se usan semillas hÃbridas ni sistemas de irrigación, además de que la aplicación de fertilizantes está restringida al uso de nitrógeno con dosis máximas de 40 kg/ha.
El primer sistema tiene un rendimiento promedio de 2 t/ha, mientras para el segundo es de 5,4 t/ha, un hÃbrido de maÃz es un tipo de semilla que produce un rendimiento de grano superior al de sus padres, siendo el resultado de la mejora genética de la especie.
Hay tres tipos de maÃz hÃbrido: simple, triple y doble, formado por 2, 3 o 4 parentales, respectivamente, la mayor heterosis o vigor hÃbrido se expresa en el hÃbrido simple.
El Colombia el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) es la autoridad de control en la producción y comercialización de semillas, estableciendo los requisitos mÃnimos requeridos para certificar la semilla para la producción, exportación, importación y comercialización, con la finalidad de garantizar la calidad genética y fisiologÃa óptima estableciendo el procedimiento desde el registro de los lotes para producción hasta la composición de la etiqueta adjunta a la bolsa de semilla que compra el agricultor.