En Colombia uno de los cultivos de más importancia es el arroz, las razones son, por una parte, es la principal fuente de calorías y proteínas para las familias de escasos ingresos, por otra parte, este cultivo de ciclo corto ocupa el primer lugar en términos de valor económico, sirviendo de sustento a cerca de 500.000 familias dedicadas a esta actividad y ubicando al país como el segundo productor de América Latina y el Caribe.

Uno de los objetivos de los arroceros colombianos es lograr abastecer la demanda interna y en futuro incluso pensar en exportar el grano a los mercados internacionales, actualmente las principales zonas productoras de arroz en el país son los llanos.

De acuerdo a cifras de Fedearroz en el primer semestre del 2020 la producción de arroz mecanizado fue de 1.165.193 toneladas, con un aumento de 15,6% frente a la producción total nacional registrada en el mismo periodo de 2019. La participación de los principales departamentos fue: Meta 10,0%, Casanare 10,0%, Tolima 32,9%, Huila 11,0% y el resto del país 36,2%.

En el sector arrocero, se compite por calidad del grano y por los volúmenes de producción, actualmente toda la producción del país se queda para el consumo interno, pero este sector debe trabajar en mejorar la productividad que comparada con la de otros países es baja, en Colombia la producción es de 5 toneladas por hectárea y en Estados Unidos de 9 toneladas por hectárea.

La protección arancelaria para este rubro favorece a los productores colombianos, más este escenario no será el mismo para el año 2030 en el que el arancel para importar arroz va a ser cero, por lo tanto, los productores deben ir mejorando las variables de productividad y calidad a esas circunstancias.

La producción de arroz se ve afectada, por una parte, variables que no podemos controlar, los factores climáticos tales como temperatura, radiación solar y el viento, afectan el crecimiento de las plantas y los procesos fisiológicos que están relacionados a la formación del grano.

Por otra parte, se encuentran las plagas y enfermedades que afectan este cultivo, que, si no son controladas adecuadamente, disminuyen los rendimientos al punto de generar pérdidas a los agricultores, para el control de estas variables se han utilizado agroquímicos.

Una de las enfermedades que comúnmente afecta los cultivos de arroz es la Rhizoctonia solani también conocida como añublo de la vaina, los síntomas de esta enfermedad se observan sobre las vainas y posteriormente en las hojas de las plantas afectadas.

Se reconoce por las lesiones de color gris verdoso, de forma elíptica que posteriormente se agrandan y toman forma irregular, el centro de las lesiones se torna de color blanco o grisáceo con un contorno marrón. En estas lesiones se forman esclerocios, principal fuente de una epidemia debido a que tienen la capacidad de sobrevivir en el suelo y en los residuos de las cosechas.

Para el control de enfermedades la práctica más recurrente es la de usar agroquímicos, en la mayoría de los casos son efectivos, sin embargo, su uso trae efectos nocivos sobre el medio ambiente, debido a que son residuales y contaminan el agua y el suelo, además de generar resistencia a los fitopatógenos.

Por otra parte, las altas dosis de fungicidas incrementan los costos de producción y afectan la salud del agricultor, Semillas Valle en su afán por ofrecer alternativas para el control de enfermedades, ha desarrollado un plan de manejo con los bioinsumos llamados Trichox y Bactox, específicamente para el control del añublo de la vaina (Rhizoctonia solani), ofreciendo a los productores del cereal una alternativa eficiente y amigable con el medio ambiente.

La utilización de hongos en el control de enfermedades es una excelente alternativa para disminuir los efectos negativos sobre el medio ambiente de los agroquímicos, promoviendo el uso racional de los mismos, contribuyendo al aumento de la producción de arroz en el país.

Semillas Valle te invita a trabajar de la mano y mejorar la productividad de tus cultivos.